El taoísmo es una filosofía surgida a partir del Tao Te Ching (también conocido como Tao Te King o Dào Dé Jīng), una obra que habría sido escrita por Lao Tse en el siglo VI antes de Cristo. Su pilar es el Tao, un concepto que suele entenderse como el camino o el método y que refiere a la esencia del universo.
Para los taoístas, el Tao es el orden de la naturaleza que rige la existencia. Este orden no puede nombrarse, aunque se hace manifiesto a través de diversas cuestiones que sí tienen nombre.
El taoísmo nació como doctrina filosófica pero luego se desarrollaron algunas corrientes que lo convirtieron en religión. Incluso con los años se conjugó con el budismo y con el confucianismo.
Los taoístas aspiran a la inmortalidad, entendiendo este concepto como la posibilidad de lograr la armonía con los elementos de la naturaleza y de trascender al propio ser. Por eso consideran a Lao Tse y a otras grandes personalidades como inmortales.
El concepto de yin-yang también es muy importante para el taoísmo ya que evidencia la dualidad del universo. La idea se basa en que existen tres fuerzas que interactúan en la realidad: el yin, el yang y el Tao. Las dos primeras son fuerzas contrapuestas que se complementan y actúan como una: una fuerza activa y otra pasiva. El Tao, por su parte, es la fuerza superior que contiene a ambas.
El taoísmo, en definitiva, aspira a la armonía del ser humano y el Tao a través del sacrificio, la meditación, la honestidad, la bondad y la piedad, entre otras virtudes. Es importante destacar, de todos modos, que carece de un dogma.
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